Destronando a la REINA: FELICIDAD
¡Basta de creer todo lo que ves en redes o todo lo que te dicen!
La p#!@ felicidad se ha convertido en un anhelo inalcanzable, en un boleto de lotería que, al parecer, solo unas pocas afortunadas ganan. Es un destino secreto sin coordenadas de ubicación… La realidad es que toda la vida nos han vendido un solo concepto de felicidad, por eso, cada vez que la acosamos, más se nos escapa.
Para ser un poco más clara, imagina una baraja, como sabes, tiene 52 cartas, pero la sociedad se ha empeñado en ocultar todas las cartas como su mejor truco de magia y representar la felicidad como si solo existiera LA REINA.
¿La REINA?
Sí, porque es la mujer perfecta que debe tener una reputación impecable (no se aceptan errores o la destronan), una carrera exitosa (que debe dejar convenientemente para dedicarse a la familia), casarse (mejor si es a temprana edad), tener hijos (pero ojo, solo uno se considera un crimen, muchos una imprudencia), tener un reino de cristal donde siempre debe mandar el rey y lo más importante: debe estar tan ocupada que no le quede tiempo para ella; y si lo tiene, mejor ocuparlo en otra cosa porque una REINA jamás es egoísta y no está bien tolerado que piensa en ella…
W.O.W ¿lo ves? Me cansó solo escribirlo; ¿te imaginas vivirlo? Fíjate en el concepto de felicidad que toda nuestra vida nos ha acompañado o nos han impuesto. Seguramente te identificas con alguna y se te vienen muchas más a la cabeza. Pero la vida es como un juego: no ganas solo con una reina. Puedes escoger tus cartas, armar el juego, cambiarlo, equivocarte e incluso descartar lo que no te sirve para ganar. Y la única forma de hacerlo es creando tus reglas: derribando a la Reina, los conceptos tradicionales de felicidad y construyendo tu propio concepto.
La vida es como un juego: no ganas solo con una reina.
¿Qué es la P%#!A felicidad para ti, Mona? La verdadera pregunta no es “¿Qué es la felicidad?” sino “¿Qué es para ti felicidad?” Vamos a desmenuzar este concepto, porque la felicidad es tan personal como tus secretos más profundos. Y sí, ¡vamos a hablar de ti!
1. La definición de tu felicidad
- Primero, deja de lado todo ese ruido. Escoge tu carta de desbloqueo, un Joker, y pregúntate: ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste verdaderamente feliz? Y no hablo de esos breves destellos que duran menos de un suspiro y solo sirven de story para Instagram. Piensa en esos momentos que te hicieron gritar de emoción, que te encendieron la pasión, que llenaron tu vida de color y dibujaron esa sonrisa desde tu interior sin posibilidad de fingir. ¡Eso es! ¿Lo tienes, cuándo fue? Hay muchas mujeres que no se acuerdan la última vez que se sintieron así…
- Ahora, ¿qué es lo que realmente te mueve? Celebra todo lo que te da energía y te hace vibrar alto: bailar como si nadie te estuviera mirando, saborear ese café de la mañana que te da la convicción que será un gran día, perderte en un libro, respirar profundamente para inundarte de ti, abrazar con toda el alma, agradecer como si estuvieras perdiendo la cordura o hablarle a un extraño… A veces la felicidad está en esos simples instantes de paz. Lo importante es que los puedas descubrir para hacerlo más seguido.
2. La felicidad y tus sueños
Si no estás persiguiendo lo que realmente deseas, estás condenada a vivir en el mundo de los sueños ajenos. Pregúntate:
- ¿Qué es lo que realmente quieres? Haz una lista de tus sueños más locos y atrevidos, sin censura. Desde dar la vuelta al mundo en un año hasta aprender a bailar con esos dos pies izquierdos. No dejes que la sombra de la reina te diga que son imposibles o cuáles son aceptables o no.
- ¿Qué pasos puedo tomar hoy para acercarme a mis sueños? No subestimes el poder de las pequeñas acciones. A veces, ese primer paso es lo que realmente marca la diferencia. Soñar es solo un deseo, es tiempo de dejar de esperar; pueden pasar años y que tú sigas en el mismo lugar. Empieza a construir.
- ¿Qué personas influyen en mi felicidad? Tú eres dueña de tu felicidad, pero lo cierto es que hay personas que muchas veces son obstáculos y es momento de decir “adiós” y poner tus límites.
3. Prácticas cero ñoñas para construir tu autoconcepto de felicidad
- Destrona a la reina: Tómate un momento para definir qué es para ti felicidad. Si no quieres ser la reina, está bien; ¡cambia tu carta y haz una jugada maestra! No se trata de conformarte con los estereotipos; se trata de romperlos y crear esa vida que mereces y realmente te haga feliz.
- Haz tu propia lista de “no gracias”: Crea tu propia estrategia para la felicidad. ¿Qué cartas necesitas en tu vida? Piensa en todas las expectativas que has acumulado a lo largo de tu vida. Es hora de hacer una lista de las cosas que NO necesitas. ¿Las reuniones familiares que drenan tu energía, el jefe tóxico, la amiga que no deja de sufrir, etc.? ¡Sácalos de tu vida!
- Apuesta todo lo que tienes en tu juego: No te limites a ser una espectadora en tu vida; conviértete en la jugadora que arriesga y busca su triunfo. Tómate un momento cada mañana para preguntarte: “¿Qué apuestas estoy dispuesta a hacer hoy por mi propia felicidad?” No tengas miedo de arriesgarte; a veces, un gran salto es necesario para avanzar. Tú decides si estás lista para ganar.
La verdadera felicidad está en atreverse a ser auténtica, eres más que una reina, celebrar tus victorias y aprender de tus derrotas. Estás en la libertad de elegir tu propio camino y en el coraje de recorrerlo con pasión y determinación.
Hoy es el día para derribar a la REINA y coronarte a ti como la soberana indiscutible de tu vida. ¡Que empiece tu reinado de autenticidad, libertad y verdadera felicidad!
Mona, ¿estás lista para construirla?
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¡Mona, no puedo creer que llegaste aquí! Te confieso que muchas veces dejé escapar este sueño hasta que decidí empezar. Bienvenida a mis emociones y pensamientos. Aquí encontrarás cómo fue mi viaje hacia la libertad emocional, cómo llegué a ser rebelde para romper con todas las expectativas, celebrar las imperfecciones y crear mis propias reglas. Ven, únete a Colectivo Monalisa y a cientos de mujeres. Te aseguro que, por lo menos, vas a soltar una que otra carcajeada. 😉
